En el norte del país nos encontramos con personajes y leyendas que básicamente se relacionan con la minería y el desierto. Entre ellos están en el yastay, un guanaco protector de las manadas que destaca por ser más grande que los demás. Se dice que este guanaco es el jefe de todos y que aparece en los momentos menos esperados.
La Lola:
Un grupo de mineros caminaba tras la búsqueda de una veta, entre ellos iba un matrimonio, el que luego se apartó.
Al poco el matrimonio encuentra la riqueza y comienza la faena, pero la noticia la tuvo uno de la caravana y una noche los asalta y asesina al marido.
La mujer, llamada Dolores, enloquece sin olvidar las facciones del criminal. Su obsesión es encontrar al matador y comienza a vagar por las altas cimas de la cordillera y por los faldeos. Hambrienta, descalza, desgreñada, en ella va siempre el deseo de venganza. Sus correrías la hacen ser conocedora de los sitios donde se encuentra el preciado metal.
Pero, Dolores, La Lola, convierte la venganza en una piedad, que es anunciar a los buscadores la proximidad del tesoro, pero no para que lo hagan aflorar, sino para que se alejen, porque cuando se encuentra la veta, la muerte se acerca.
Al poco el matrimonio encuentra la riqueza y comienza la faena, pero la noticia la tuvo uno de la caravana y una noche los asalta y asesina al marido.
La mujer, llamada Dolores, enloquece sin olvidar las facciones del criminal. Su obsesión es encontrar al matador y comienza a vagar por las altas cimas de la cordillera y por los faldeos. Hambrienta, descalza, desgreñada, en ella va siempre el deseo de venganza. Sus correrías la hacen ser conocedora de los sitios donde se encuentra el preciado metal.
Pero, Dolores, La Lola, convierte la venganza en una piedad, que es anunciar a los buscadores la proximidad del tesoro, pero no para que lo hagan aflorar, sino para que se alejen, porque cuando se encuentra la veta, la muerte se acerca.

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